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Writer's pictureIncarnate Word Sisters

Theresa of the Child Jesus (Thérèse of Lisieux)

Dorothy Day was an admirer of Thérèse (she even named her own daughter Teresa), seeing in her that "however politically or socially involved a person may be, the love that motivates him or her is far more important than exterior accomplishments."


Thérèse was canonized in 1925. On October 19, 1997, Pope John Paul II proclaimed her a Doctor of the Church, the third woman to be so recognized in light of her holiness and the influence of her teaching on spirituality in the Church.


From Franciscan Media:


Thérèse has much to teach our age of the image, the appearance, the “self.” We have become a dangerously self-conscious people, painfully aware of the need to be fulfilled, yet knowing we are not. Thérèse, like so many saints, sought to serve others, to do something outside herself, to forget herself in quiet acts of love. She is one of the great examples of the gospel paradox that we gain our life by losing it, and that the seed that falls to the ground must die in order to live.


Read more here.


Spend some time in quiet reflection with the question: what one thing can I do today outside of myself, for someone else?


Dorothy Day era una admiradora de Thérèse (incluso llamó a su propia hija Teresa), pues veía en ella que "por muy involucrada política o socialmente que esté una persona, el amor que la motiva es mucho más importante que los logros externos".


Thérèse fue canonizada en 1925. El 19 de octubre de 1997, el Papa Juan Pablo II la proclamó Doctora de la Iglesia, la tercera mujer en ser reconocida a la luz de su santidad y la influencia de su enseñanza sobre la espiritualidad en la Iglesia.


De Franciscan Media:


Thérèse tiene mucho que enseñar nuestra era de la imagen, la apariencia, el "yo". Nos hemos convertido en personas peligrosamente autoconscientes, dolorosamente conscientes de la necesidad de ser satisfechos, pero sabiendo que no lo somos. Teresa, como tantos santos, buscaba servir a los demás, hacer algo fuera de sí misma, olvidarse de sí misma en silenciosos actos de amor. Ella es uno de los grandes ejemplos de la paradoja del evangelio de que ganamos nuestra vida al perderla y que la semilla que cae al suelo debe morir para poder vivir.


Dedique algún tiempo a reflexionar tranquilamente con la pregunta: ¿qué puedo hacer hoy fuera de mí mismo, por otra persona?

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